La alcachofa, ya podemos cocinarla de la manera que más nos apetezca, siempre vamos a tener un resultado muy sabroso. Esta vez, una vez eliminadas las hojas más duras y cortadas en juliana, las haremos en tempura, para que nos queden bien crujientes. Podemos consumirlas tal cual, como acompañamiento de carnes o con alguna salsa.
Ingredientes
Para 4 personas
24 alcachofas
150 gr de harina
1/4 l. de agua mineral
1 pizca de azúcar
15 gr. de levadura prensada de panadería
1/2 cucharadita de sal
aceite de oliva o girasol para freír
Elaboración
Pondremos la harina, la sal, el azúcar y la levadura en un bol, desmenuzando todo con la yema de los dedos.
Añadiremos, poco a poco, el agua mineral templada, a unos 30°C, no más caliente, para que no matemos la levadura.
Con la ayuda de una varilla o de una cuchara, iremos incorporando el agua, hasta que absorba toda, intentando que no se formen grumos.
Cubriremos el bol con un paño y lo dejaremos reposar unos 30 minutos, en un lugar templado. Veremos que la masa fermenta y hace burbujas.
Limpiaremos las alcachofas perfectamente, como si las fuésemos a cocer, o sea, eliminando las hojas más duras y cortando, hasta casi la mitad de la alcachofa.
Las cortamos en rodajas finas, apoyando la base de la alcachofa sobre la tabla y cortándola perpendicularmente, como en juliana.
Una vez estén todas cortadas, (cosa que haremos, poco a poco, para que no se oxiden), sazonaremos las rodajas de alcachofa y las sumergiremos en la masa de tempura anterior, de una en una, rápidamente y sin soltarlas, pellizcadas de una esquina y de ahí a la sartén con aceite caliente, para freírlas.
Haremos lo mismo con el resto, una vez bien escurridas, las comeremos bien crujientes.
Las podemos acompañar, untándolas, con una salsa romesco, un alioli o una buena salsa de tomate fría.