Es un plato originario de la cocina portuguesa en la que cuando sacrificaban al pollo, lo colgaban boca abajo para recoger su sangre y la añadían al arroz. Actualmente sustituyen la sangre por tomate triturado.
Ingredientes
1 pollo troceado
500 gr. de arroz
2 cebollas
1 diente de ajo
5 cucharadas de aceite de oliva
agua mineral
1 manojo de perejil
1 ramita de tomillo
2 hojas de laurel.
100 gr. de sangre de pollo o 3 cucharadas de tomate triturado
1/2 taza de vinagre
sal
pimienta negra molida
Elaboración
Pelaremos y picaremos las cebollas, el perejil y la ramita de tomillo.
En una cazuela de barro con aceite de oliva, agregaremos el pollo roceado, la cebolla, el diente de ajo, pelado y aplastado, el perejil, las hojas de laurel, el tomillo y lo salpimentaremos todo, dejándolo cocer, a fuego suave, con la cazuela tapada, añadiéndole un poco de agua mineral (medio vaso), durante 30 minutos.
Transcurrido ese tiempo, verteremos el agua mineral que deseemos, el doble de volumen que de arroz. Si lo queremos más caldoso, añadiremos el triple de volumen.
Cuando arranque el hervor, agregaremos el arroz, dejándolo cocer, a fuego suave, durante 15 minutos.
Añadiremos el vinagre y la sangre de pollo (si no disponemos de sangre de pollo, podemos sustituirla con 3 cucharadas de tomate triturado, pero la receta original es con la primera), removiéndolo bien.
Cuando arranque de nuevo el hervor, retiraremos la cazuela del fuego y la dejaremos reposar, tapada, un par de minutos.