Un plato que normalmente solemos consumir en la época de Cuaresma, pero que podemos degustarlo en cuanto empiezan a llegar los fríos. Unos garbanzos a los que le incorporaremos bacalao y espinacas, además de un toque de frutos secos. Una buena mezcla de sabores.
Ingredientes
Para 6 personas
400 gr. de garbanzos
1 l. de agua mineral
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 tomate maduro
pimentón picante
300 gr. de espinacas
600 gr. de bacalao desalado
3 huevos duros
50 gr. de pasas de Corinto
50 gr. de piñones
sal
aceite de oliva
Elaboración
Pondremos en remojo los garbanzos en agua tibia durante 12 horas.
Calentaremos el agua minera en un cazo.
En una olla a presión con aceite de oliva caliente, freiremos la cebolla y los dientes de ajo bien picados, a fuego suave, durante unos 15 minutos.
Añadiremos el tomate rallado, dejándolo cocer unos 5 minutos más.
Agregaremos el pimentón picante (al gusto), removiéndolo rápidamente con una cuchara de madera, para que no se nos queme.
Verteremos el agua mineral caliente y los garbanzos bien escurridos. Cerraremos la olla a presión y cuando empiece a soplar el vapor, bajaremos el fuego y dejaremos que cueza durante 20 minutos. Retiraremos la olla del fuego dejando que baje la presión.
Abriremos la olla e incorporaremos las espinacas, limpias y troceadas, además del bacalao desgajado, las pasa de Corinto y los piñones. Taparemos de nuevo la olla a presión, dejándola cocer durante 3 minutos, a partir de que empiece de nuevo a soplar el vapor.
Dejaremos que baje la presión, antes de abrir la olla.
Repartiremos todo en platos individuales, que decoraremos poniendo 1/2 huevo duro encima de cada plato. Servir calientes.