Personalmente, a mi me encantan las mousses. Esta que vamos a hacer, partiendo de una mousse de café, al que le añadiremos la crujiente textura del praliné.
Ingredientes
Para 4 personas
200 gr. de avellanas crudas.
4 cucharadas de azúcar.
1 cucharada de agua mineral.
4 huevos.
75 gr. de azúcar avainillado.
2 cucharadas de cafe soluble.
200 ml. de nata montada.
hojas de menta (para decorar).
Elaboración
Pondremos la sartén, a fuego medio, y añadiremos las avellanas, removiéndolas de vez en cuando.
Cuando la piel de las avellanas se despegue, las retiraremos del fuego y las frotaremos con un paño, para quitarles los restos de las pieles.
En la misma sartén derretimos el azúcar con 1 cucharada de agua y cuando tenga un poco de color caramelo, añadiremos las avellanas troceadas, removiéndolo y dejándolo que se enfríen sobre una bandeja untada con aceite.
Separaremos las yemas de las claras.
Pondremos en un bol las yemas batidas al baño María junto con 4 cucharadas de azúcar avainillado, mezclándolo todo, hasta que se espese.
Añadiremos el café soluble y lo dejaremos enfriar.
Mezclaremos el praliné anterior, previamente molido, (reservando algunos trozos para la decoración), junto con la preparación anterior y a la nata montada, con delicadeza y de forma envolvente.
Agregaremos las claras montadas a punto de nieve junto al azúcar restante, de la misma manera, para evitar que se nos baje el volumen.
Lo reservaremos durante 2 horas en el congelador en copas individuales.
Lo sacaremos 20 minutos antes de servir.
Sacaremos las copas y las decoraremos con los trozos de praliné reservados y unas hojitas de menta.