Espectacular tarta de tiramisú. Aunque tradicionalmente se elabora aportando café, en este caso emplearemos las mandarinas, dándole un toque especial de agradables sabores.
Ingredientes
250 gr. de bizcochos de soletilla.
azúcar.
canela.
leche.
150 gr. de azúcar glas.
1/2 l. de zumo de mandarina.
2 mandarinas (su piel).
400 gr. de leche condensada.
600 ml. de nata para montar
6 hojas de gelatina neutra.
50 ml. de agua mineral.
500 gr. de queso Mascarpone.
200 gr. de mermelada de albaricoque, para el acabado final.
50 ml. de agua mineral, para el acabado final.
2 hojas de gelatina, para el acabado final
Elaboración
Primero prepararemos la moussse de mandarina, poniendo a hidratar las hojas de gelatina en agua fría.
Calentaremos en un cazo los 50 ml. de agua mineral junto con la ralladura de las 2 mandarinas, y cuando arranque el hervor, lo retiraremos del fuego y disolveremos en ella la gelatina hidratada.
La pasaremos por un colador y luego la dejaremos enfriar bien.
Cuando esté fría, mezclaremos bien esta gelatina con la leche condensada y el zumo de las mandarinas (este zumo lo obtendremos, exprimiendo las mandarinas necesarias, para obtener el 1/2 l. que necesitamos, pasándolo por un colador).
Para terminar la mousse, montaremos la nata con el azúcar glas y el queso Mascarpone, incorporándolo a la mezcla anterior, con mucha delicadeza y con movimientos envolventes.
Para montar la tarta, emplearemos un molde desmontable.
Cubriremos el fondo del molde con los bizcochos de soletilla, regados con un poco de leche azucarada y aromatizada con canela.
Cubriremos la tercera parte del molde con la mousse de Mascarpone y mandarina.
Repetiremos de nuevo la operación poniendo otra capa de bizcochos y de mousse, y una tercera capa de lo mismo, reservándola en el frigorífico, durante 2 horas antes de añadir la mermelada.
Para la cobertura de mermelada, hidrataremos las hojas de gelatina en 1 vaso con agua mineral fría, mientras, calentaremos en un cazo los 50 ml. de agua mineral. Cuando arranque el hervor, lo retiraremos del fuego y disolveremos en ella la gelatina.
La mezclaremos bien con la mermelada de albaricoque, y cubriremos con ella la tarta, llevándola de nuevo al frigorífico.
Esta tarta se sirve fría, y es mejor tenerla preparada de un día para otro.