Si un pescado, como el besugo, es muy fresco, pocos aditivos tenemos que añadirle. Una manera de poder apreciar su excelente sabor y textura, sencillamente es cocinarlos en unas buenas brasas. Después de abrirlo y retirarle la espina central, sobre una bandeja. Lo rociaremos con un poco de vinagre. Freiremos en una sartén con aceite de oliva, unos dientes de ajo picados y una guindilla cortada en rodajitas y una vez doradas las retiraremos del fuego y le añadiremos los jugos que haya soltado, volviendo a calentar la sartén. Con esta salsa rociaremos el besugo.
Ingredientes
Para 2 personas
1 besugo
2 dientes de ajo
1 guindilla roja
aceite de oliva
vinagre
sal
Elaboración
Limpiaremos bien el besugo de escamas, quitándole las tripas debajo del chorro del grifo con abundante agua fresca (este paso nos lo puede hacer nuestro proveedor habitual).
Lo secaremos con un trapo seco y le daremos un par de cortes en la espina dorsal.
Lo colocaremos en la parrilla (podemos emplear una besuguera), sazonado, y controlaremos, dándole 4 vueltas (una cada 5 minutos), siempre a fuego vivo.
Para comprobar si está asado, lo estiraremos de su espina dorsal, si vemos que sale con bastante facilidad, el besugo estará asado.
A continuación, lo colocaremos sobre una fuente. Abriremos el besugo, retirándole la espina dorsal, rociándolo con un poco de vinagre.
En una sartén con el aceite muy caliente, doraremos los ajos picados y un poco de guindilla picante.
Con la sartén retirada del fuego, verteremos los jugos que haya soltado el besugo con el vinagre.
Volveremos a poner la sartén al fuego, calentándola bien y lo volveremos a echar por encima del besugo.