Este plato lo podemos considerar como un aperitivo, por la cantidad de caracoles que emplearemos, al cocinarlos de esta manera. Con las hierbas con los que los cocinaremos, les aportará un sabor muy agradable. Sobre todo con la crema que haremos con las ortigas. Debemos tener en cuenta a la hora de manipularlas. Lo haremos empleando guantes, por sus púas urticantes. Por ello las escaldaremos primero.
Ingredientes
Para 4 personas
8 docenas de caracoles
1 vaso de vino blanco seco
200 gr. de mantequilla
3 zanahorias
2 cebollas pequeñas
laurel
tomillo
perejil
sal
1 manojo de unos 40 tallos de ortiga
Elaboración
Lavaremos bien los caracoles, dándoles varias aguas y los pondremos a hervir en una olla con agua fría y 1 ramita de tomillo, poniéndolos a fuego fuerte, una vez que arranque el hervor, bajaremos el fuego y los dejaremos cocer, durante 10 minutos, espumándolos de vez en cuando. Los escurriremos y reservaremos.
En cuanto a las ortigas, las blanquearemos, es decir, las sumergiremos, durante 1 minuto en agua hirviendo con sal, así las podremos manipular, como si fuesen espinacas, ya que los pelillos urticantes habrán desaparecido.
Comenzaremos por hacer un caldo con el vino, 1/2 l. de agua mineral, las hierbas aromáticas y las verduras. Este caldo es el que aportará la sal de todo el plato.
Cuando hayan cocido durante 30 minutos, sacaremos las zanahorias y las cebollas y agregaremos los caracoles. Estos deberán cocer durante unos 20 minutos, a fuego no muy vivo, sin llegar a hervir a borbotones.
Mientras, pasaremos por la batidora las hortalizas, con las ortigas blanqueadas y los 200 gr. de mantequilla, hasta obtener un puré fino y homogéneo.
Para terminar, bastará con repartir los caracoles en cazuelitas de barro, cubriéndolos con el puré de ortigas y calentándolos al horno lentamente, para que entre el calor sin llegar a hervir el puré.