Unas tradicionales pastas. Unos bocaditos con un agradable sabor que le proporcionará el limón, rebozados con una mezcla de azúcar y canela. Los podemos freír con aceite de girasol, que al ser más neutro, no nos aportará otro sabor.
Ingredientes
Para 6 personas
200 gr. de harina de trigo
65 ml. de aceite de oliva
55 gr. de azúcar
40 ml. de vino blanco seco
1 1/2 cucharaditas de anís en grano
1 pellizco de sal
1 limón (su piel, solo la parte amarilla)
azúcar
canela en polvo
aceite de girasol (para freír)
Elaboración
Pelaremos el limón en tiras anchas, eliminado las partes blancas.
En un cazo coceremos a temperatura media, las tiras de limón, las semillas de anís y el aceite de oliva. Cuando empiece a freír, bajaremos el fuego y lo cocinaremos durante 5 minutos, hasta que los bordes de la piel empiecen a dorarse. Apagaremos el fuego y lo dejaremos enfriar. Lo colaremos y reservaremos.
Tamizaremos la harina sobre un bol grande, añadiendo el azúcar, el vino blanco y 5 cucharadas del aceite colado, mezclándolo con la ayuda de una espátula, hasta que los ingredientes estén un poco integrados.
Seguiremos amasando con las manos, hasta obtener una masa homogénea. Si vemos que nos queda la masa algo dura, podemos añadirle un poco más de vino blanco.
Taparemos la masa, dejándola reposar 15 minutos.
Dividiremos la masa en 2 partes.
Las aplanaremos con la ayuda de un rodillo, dejándolas a un espesor de unos 4 mm.
Después las cortaremos en cuadrados de unos 4 x 4 cm. Con los retales, volveremos a amasarlos repitiendo la operación hasta acabar con toda la masa.
En una sartén honda con abundante aceite, a temperatura media-alta, freiremos los engañabobos, en tandas, dándoles la vuelta para que nos queden doradas, dejándolas escurrir sobre papel absorbente.
Aun calientes, las pasaremos por una mezcla que haremos con azúcar y canela molida.