Deliciosa manera de cocinar una langosta a la que le agregamos unos caracoles, plato muy típico de L'Ampurdàn (Girona), al que además, la suma de una buena picada de almendras y avellanas, el vino rancio y todos los aromas que aportamos con las especias y las hierbas aromáticas , hacen de esta receta, un plato espectacular.
Ingredientes
1 langosta viva de 1 kg.
250 gr. de caracoles
500 gr. de tomates maduros
2 dl. de aceite de oliva
1 dl. de vino rancio
10 avellanas tostadas
10 almendras tostadas
300 gr. de cebollas
1 rebanada de pan frito
sal
perejil
6 dientes de ajo
1 trozo de canela en rama
unas hebras de azafrán
tomillo
1 hoja de laurel
pimienta negra
nuez moscada
Elaboración
Lavar bien los caracoles, los metemos en una olla, con agua fría, con sal y una ramita de tomillo, y los dejamos cocer, durante 20 minutos. Reservarlos.
En una cazuela de barro con aceite, pondremos la cabolla picada finamente, dejando que se dore, unos minutos.
Añadimos la langosta troceada en vivo, y cuando el caparazón coja un color rojizo, ya estará lista.
Verteremos el vino rancio dejándolo evaporar un poco.
Agregaremos los tomates, pelados, sin semillas y cortados a trozos, a la langosta.
Sazonamos con sal, nuez mozcada y pimienta negra.
Dejaremos cocer unos 5 minutos y agregaremos a continuación los caracoles junto con una ramita de tomillo, un poco de perejil, canela en rama y una hoja de laurel. Taparemos la cazuela y dejaremos cocer durante 40 minutos, a fuego lento.
Mientras, prepararemos una picada en el mortero, con los dientes de ajo pelados, unas hebras de azafrán, las almendras, las avellanas y una rebanada de pan frito. Lo machacamos bien, haciendo una pasta bien homogénea y la añadimos a la cazuela a media cocción.