A este pan no se le tiene que poner nada dentro ya que lo lleva en el interior. Es sencillamente muy sabroso y esponjoso. Le podemos poner los quesos que más nos guste y como lleva de dos colores, cuando lo partimos se ve de distintos colores, rojo, amarillo, naranja...
Ingredientes
500 gr. de harina de fuerza
300 ml. agua mineral
20 gr. de sal
10 gr. de azúcar
20 gr. de aceite de oliva
50 gr. de levadura fresca
hiervas provenzales
queso naranja: Cheddar, Mimolette..
queso amarillo o blanco: Emmental, rulo de cabra…,
Tomates secos
Elaboración
Mezclamos la levadura, la sal, el azúcar y las hierbas provenzales.
Añadimos el medio kilo de harina.
Amasamos (a mano o con algún aparato amasador).
La bola de masa que sale la colocamos en un recipiente, la tapamos con un paño y la dejamos reposar en un sitio sin corrientes -un armario de la cocina - durante una hora.
Pasada la hora habrá subido mucho. La cortamos en dos trozos para hacer dos panes.
Enharinamos un poco la encimera y extendemos la masa con un rodillo.
Debe quedar una lámina como de un centímetro de espesor.
Le añadimos los cuadraditos de queso, o rodajitas de queso de cabra y tomates secos.
Ahora enrollamos la masa como para hacer un rulo... Al final, cuando tengamos el rulo, le doblamos los bordes por abajo y hacemos un pan más o menos ovalado. No importa si algunos trozos de queso o tomate sobresalen por abajo o por arriba...
Ahora debemos elegir si los dejamos así o van a un molde de horno. Como se prefiera. En cualquier caso, dejamos otros quince minutos tapados y sin corrientes para que vuelva a subir la masa un poco.
Precalentamos el horno. A 200º. La bandeja en medio, y el calor por arriba y por abajo.
Metemos los panes y le programamos 20 min.
Cuando hayan pasado los 20 min. Apagamos el horno y los dejamos 5 min más. No importa que la corteza de arriba se oscurezca mucho. Luego está sabrosa.
Los sacamos, le quitamos el papel de aluminio o el papel de parafina que tenían debajo si elegimos sin molde; o desmoldamos en el segundo caso; y los colocamos en una rejilla para que se enfríen (la misma del horno).
Echamos en un vaso dos dedos de aceite, le echamos algo de sal gorda y un toque de pimienta al gusto y hierbas provenzales.
Con un pincel pintamos los panes varias veces.
Pintamos, dejamos que lo absorba, y volvemos a pintar, hasta acabar la mezcla.
Y todo esto el día anterior.
Están muchísimo mejor de un día para otro... Aunque hay quien los come aún calientes.