Un plato sensacional, mezcla de mar y montaña. Para ello dispondremos de un buen pollo de corral, que guisaremos junto con la langosta, con una salsa a base de tomate y cebolla, rociada con el coñac y el vino rancio, a la que al final de la cocción le añadiremos un majado hecho con almendras, avellanas, las hebras de azafrán, el hígado del pollo y el chocolate rallado. El plato se merece acompañarlo con un buen vino tinto de reserva, Cabernet Sauvignon, por ejemplo, o un Priorat.
Ingredientes
1 pollo de corral.
1 langosta.
1 cebolla grande.
1/4 kg. de tomates maduros.
1 diente de ajo.
1 copita de coñac.
1 vasito de vino rancio.
30 gr. de chocolate sin leche.
20 gr. de almendras tostadas.
20 gr. de avellanas tostadas.
150 ml. de aceite de oliva.
1 hoja de laurel.
hebras de azafrán.
tomillo.
orégano.
perejil.
pimienta negra molida.
sal.
Elaboración
Partiremos la langosta viva en trozos grandes, reservando el jugo que desprenda, para ello lo haremos sobre una bandeja.
Limpiaremos el pollo, lo cortaremos en 8 piezas y lo salpimentaremos.
En una cazuela grande, pondremos el aceite y rehogaremos el pollo con su hígado.
Cuando este dorado, lo retiraremos y reservaremos.
En la misma cazuela, añadiremos la cebolla picada y las hierbas.
Cuando empiece a dorarse, incorporaremos los trozos de langosta, friéndola unos 5 minutos, flambeándola con el coñac encendido.
Agregaremos los tomates, pelados y sin semillas, picados y los dejaremos cocer, a fuego suave, durante 15 minutos.
Añadiremos el pollo, (reservando el hígado aparte, para el majado), verteremos el vino rancio y el jugo de la langosta.
Taparemos la cazuela y lo dejaremos cocer, unos 30 minutos, a fuego suave.
Un poco antes de terminar la cocción (unos 5 minutos), agregaremos una majada hecha en el mortero, de almendras, avellanas, azafrán, el diente de ajo, el hígado del pollo y el chocolate rallado.