Una tarta digna de la mejor sobremesa. Realmente sabrosa, ya que la aportación de la miel y los piñones, nos dará la sensación de sabores exquisitos.
Ingredientes
Para la masa:
250 gr. de harina.
120 gr. de mantequilla.
2 cucharadas de azúcar en pòlvo.
1 huevo.
Para el relleno:
120 gr. de mantequilla, cortada a dados.
120 gr. de azúcar en polvo.
3 huevos.
2/3 vaso de miel.
1 limón (su zumo y su ralladura).
250 gr. de piñones.
1 pellizco de sal.
azúcar en polvo para decorar.
Elaboración
Precalentaremos el horno a 180º C.
Tamizaremos la harina en un bol, añadiremos la mantequilla, trabajando la pasta con los dedos, hasta obtener una textura de pan rallado grueso.
Incorporaremos el azúcar en polvo, el huevo y 1 cucharada de agua mineral, continuando trabajando la masa, hasta que se despegue de las paredes.
Estiraremos la masa sobre una superficie enharinada.
Forraremos con ella un molde de 24 cm. de diámetro, el fondo y laterales . Lo congelaremos en la nevera durante 10 minutos.
Lo sacaremos de la nevera y extenderemos una hoja de papel de aluminio encima de la masa, poniendo encima de ésta garbanzos secos, para que no se levante. Lo hornearemos durante 10 minutos.
Batiremos la mantequilla y el azúcar.
Añadiremos los huevos de uno en uno sin dejar de batir.
Calentaremos a fuego bajo, la miel en un cazo para que quede líquida y le añadiremos la mezcla anterior de los huevos, con el zumo y la ralladura de limón, sin dejar de remover.
Incorporaremos los piñones y el pellizco de sal.
Con esta preparación rellenaremos la base de la tarta.
Introduciremos de nuevo la tarta en el horno, dejándola cocer durante 45 minutos, hasta que el relleno esté cuajado y dorado.
La desmoldearemos y la espolvorearemos generosamente con azúcar en polvo.