Para saborear estas deliciosas trufas, solo tenemos que hacer una ganache. La ganache es una preparación que se compone de nata mezclada en
caliente con chocolate en trozos a partes iguales. Es lo que normalmente se emplea para elaborar bombones, como será en nuestro caso. Después le añadiremos el jengibre confitado, que le dará un toque de sabor diferente, pero muy sabroso.
Ingredientes
200 gr. de chocolate al 70% de cacao.
200 gr. de chocolate con leche.
160 gr. de nata al 35% de grasa.
50 gr. de mantequilla.
extracto de vainilla.
60 gr. de azúcar glas.
100 gr. de jengibre confitado.
cacao en polvo.
Elaboración
Pondremos en un cazo de fondo grueso la nata, la mantequilla, la esencia de vainilla y el azúcar glas, calentándola, a fuego lento, removiéndolo de vez en cuando, con una cuchara de madera.
Cuando vaya a arrancar el hervor, lo retiraremos del fuego y verteremos la mitad del chocolate, mezclándolo con la cuchara, hasta que se haya fundido.
Agregaremos entonces el resto del chocolate, volviéndolo a mezclar, hasta obtener una crema densa, fina y homogénea.
Picaremos el jengibre confitado en pequeños daditos y los incorporaremos en el ganache, mezclándolo bien.
Lo dejaremos entibiar y lo cubriremos con papel film, dejando que termine de coger cuerpo en la nevera, unas 2 horas.
Dispondremos de un plato amplio en el que rebozaremos las trufas, tamizando el cacao en polvo, dejándolo caer sobre este plato.
Retiraremos la pasta de las trufas de la nevera y con la ayuda de una cuchara, iremos cogiendo porciones, da lo mismo que no sean todas iguales, así se notará más que son caseras.
Formaremos bolas con las manos y las dejaremos sobre el plato con el cacao, rebozándolas bien.
Una vez hechas todas las trufas, las pondremos en un recipiente que se pueda tapar, sin que se toquen, y las dejaremos de nuevo en la nevera.
Las podemos presentar las trufas en pequeñas cápsulas de papel o en una bombonera, como postre o como detalle para acompañar el café.