Lavaremos las cerezas y les retiraremos los huesos, reservándolas en un cuenco.
Exprimiremos el zumo de la naranja, del limón y del pomelo.
En un cazo mezclaremos el té, (al que lo hemos infusionado con unas hojas de bergamota), con los zumos de los cítricos y el azúcar, llevándolo a ebullición, dejándolo cocer, hasta que el azúcar se haya disuelto.
Retiraremos el cazo del fuego y le añadiremos las hojas de gelatina, bien estrujadas, las cuales hemos tenido en remojo en agua fría, mezclándolas enérgicamente, hasta que se hayan disuelto.
Verteremos la preparación anterior sobre las cerezas deshuesadas, dejándolo enfriar.
Repartiremos en boles individuales de cristal, la mezcla anterior, dejándolos reposar en el frigorífico, durante un mínimo de 3 horas.
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