1.- Calentaremos una tercera parte de la mantequilla en una sartén antiadherente, salteando los higadillos de pollo, limpios y cortados por la mitad, a fuego vivo, durante 2 minutos y sin dejar de remover.
2.- Verteremos el coñac y le prenderemos fuego, dejándolo flamear durante unos 2 minutos, agitando la sartén.
3.- Seguidamente agregaremos los dientes de ajo majados, la cebolla picada, la sal y la nuez moscada, rehogándolo todo 2 minutos más o hasta que el líquido se haya casi evaporado por completo y los higadillos y la cebolla estén dorados.
4.- Añadiremos el tomillo y otro tercio de mantequilla, poniendo la sartén al fuego de nuevo, hasta que la mantequilla se funda.
5.- Pasaremos la mezcla por un robot de cocina, batiéndola en 4 o 5 pulsaciones cortas, hasta obtener una crema semicremosa.
6.- Con un cucharón la repartiremos en 4 boles pequeños de cerámica, alisando bien la superficie.
7.- Derritiremos el otro tercio de mantequilla y la verteremos por encima de los boles.
8.- Los espolvorearemos con el tomillo y los granos de pimienta negra, presionándolos con suavidad para incrustarlos en la mantequilla.
9.- Los enfriaremos en la nevera y luego los pasaremos al congelador, durante 1 hora. Lo volveremos a pasar a la nevera dejándolo 2 horas más, para que esté frío y consistente.
Podemos consumirlo el mismo día acompañado de unas tostadas, pero su sabor mejora si lo consumimos 1 semana más tarde.
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