Tamizaremos la harina y le añadiremos la sal y la mantequilla cortada a trocitos. La trabajaremos con los dedos, para que coja una consistencia de sémola. Le añadiremos el agua y la trabajaremos rápidamente. Formaremos una bola y la dejaremos reposar, mientras preparamos el relleno.
Cortaremos los tallos grandes de las espinacas, desechándolos. Lavaremos las hojas y las coceremos con un poco de agua con sal. Las escurriremos y trituraremos.
Batiremos el huevo junto con la crema de leche y el queso emmental rallado, sazonándolo con sal y 1 pizca de pimienta negra.
Mezclaremos las espinacas trituradas con la mezla anterior.
Estiraremos la pasta con el rodillo, dejándola a 1 cm. de grosor. Forraremos con ella un molde de unos 20 cm. de diámetro, reservando la pasta que nos sobre, para decorar. Pondremos encima una hoja de papel sulfurizado y sobre ésta, los garbanzos secos, para evitar que no suba la pasta.
Lo introduciremos en el horno precalentado a 220ºC. durante 10 minutos. Lo sacaremos del horno, retirando los garbanzos y la hoja de papel sulfurizado.
Pondremos en su interior la crema anterior de espinacas.
Con la pasta sobrante, cortaremos unas tiras para adornar el pastel. Bajaremos la temperatura a 180º C. introduciéndolo de nuevo en el horno, durante unos 25 minutos.
Servirlo de inmediato
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